Le echaba tanto de menos... ya se me había olvidado cómo hablaba en persona, me había acostumbrado a su voz por micrófono y por teléfono.
Nuestro reencuentro ha sido extraño, desde la última vez que nos vimos las cosas cambiaron bastante, aunque no hemos hablado del tema, es más, creo que prefiere no hablar de ello, dado que al cabo de dos o tres horas todo volvió a la normalidad.
Este tipo de amistad, o lo que quiera que sea esto me gusta, realmente Jairo para mí es la persona perfecta, no me imagino sin su compañía.
Nos hemos llevado todo el día hablando de trivialidades y tonterías, como si tuviésemos todo el tiempo del mundo y jamás se fuese a volver a Alemania. Las cosas con su chico ahí no han ido bien por lo visto, y poco después pude descubrir el por qué de su ruptura.
Es comprensible, por muy tímido que sea Jairo, es una persona con cierto tipo de necesidades, al igual que yo. Y ese tipo de ausencias, suelen causarnos grandes daños. Me asusta pensar que somos tan parecidos, es algo que me inquieta y me divierte a su vez, me gusta ese sentimiento de total compenetración con una persona. ¡Y qué mejor persona para compartir eso que Jairo!
Hemos cenado en el tejado, recordando viejos tiempos mientras fumábamos tabaco y bebíamos Jägermeister, una botella de algo que sabe horrible, pero que me bebí por pura diversión, y porque me apetecía beber con Jairo. Cuando solemos beber suelen salir varias cosas muy sinceras entre nosotros, pero esta noche hemos estado como... no se, como esperando a ver quién daba el primer paso para poder soltarlo todo de una vez. Nadie lo dio, es obvio, es igual que yo, somos retorcidos y calculadores, los dos esperamos lo mismo, y los dos sabemos que lo sabemos.
Supongo que daré yo el primer paso, prefiero hablar de esto cuanto antes para enmendar todo lo que pueda pasar después de esta conversación antes de que se vuelva.
Me voy a dormir, hoy ha sido un día agotador.