No me gusta que me discutan. Creo que es algo que no le ha quedado claro.
Esos aires de superioridad me enervan, eso no le corresponde. Él no tiene que hacerlo, ni yo lo hago. Hay una estrecha línea entre ser, de forma inofensiva, un tanto calculador, y otra comportarse como un perfecto capullo y alardear de ello esperando sumisión por la otra parte.
Me pone nervioso esta situación, y seguramente no aguante mucho tiempo. No es ese comportamiento lo que me atrae de él, es eso lo que empieza a repelerme.
Esto de esta manera no va a ninguna parte, y pienso finalizar todo esto tan absurdo e insano que empieza a sacarme de mis casillas. Tengo cosas mejores en las que ocupar mis pensamientos, y esto es demasiado complicado para el poco peso que tiene el asunto.
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