martes, 28 de junio de 2011

Martes, madrugada.

En ciertas situaciones me sorprende como se puede llegar de un extremo a otro en cuestión de minutos, segundos...
Puede que una simple converación, una pequeña y sutil acción, o cualquier otra cosa que en un primer momento no pienses que pueda tener mucha importancia, acabe haciendo que cambies ciertas ideas que piensas que tienes claras.

¿Hasta qué punto una persona puede dejarse llevar por las palabras de el ser que ocupa la mayor parte de sus pensamientos? Y creo, que en todos los casos, una vez se cambia de idea, esperas no haberte equivocado al elegir. Una pena que la mayor parte de ese grupo de personas que se deja influir de esa manera no acabe su historia como ellos ansían.

La culpa, es de la parte débil.

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