martes, 31 de mayo de 2011

Martes, atardecer.

Me deja atónito la capacidad de manipulación que puede llegar a tener una persona sobre otra sólo porque haya cierta atracción física. ¿En qué piensa el manipulado cuando se deja manejar por el manipulador? ¿Y el manipulador?

Si el manipulador quisiese, podría hacer que el manipulado dejase lo que está haciendo, construyendo, en ese momento, sólo por él, y tampoco haría falta que fuese por una razón de peso. Lo cierto es que esa persona acudiría al manipulador, pensando que está interesado por él.
No digo que no pueda ser así, pero la mayoría de las veces suele ser un capricho. Y esque el manipulado, tiene necesidad de ser escuchado y compartir.

La persona manipuladora en cuestión, es la más insegura. No sabe a ciencia cierta lo que busca, y por eso decide ir a por alguien más débil.

De esas relaciones pueden salir varias cosas. Todas con matices muy distintos.
Pero, ¿y si el manipulador pasa a ser manipulado?
Entonces comienza el infierno.

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