domingo, 21 de agosto de 2011

Domingo, tarde.

Mi letargo mental ha acabado.

Jairo vendrá en un día, estoy impaciente, las nuevas circunstancias son inmejorables, no puedo quejarme. Realmente, nunca puedo quejarme, no debo quejarme, ni lo hago, no me quejo.
Mañana las cosas volverán a ser como antes, al menos por unos días, todo volverá a cobrar el color que tenía antes.

Supongo que le debo muchas explicaciones, aunque viendo cómo es el tema, en mi opinión este tipo de relaciones no merecen explicación alguna. Es todo demasiado complejo como para poder excusarme con palabras... no sabría qué decir.
De todas formas es algo que no me preocupa del todo, ha sabido minuto a minuto todo lo ocurrido, me conoce, y sabe perfectamente el por qué de mi comportamiento.

Me sorprende cómo algunas cosas pueden llegar a ser tan complicadas que acaban saturándose a sí mismas y se transforman en algo perfectamente comprensible y con solución inmediata...

...

Pensé que ella volvió, pero sólo fue una pequeña crisis. Me alegro, estoy orgulloso de mí mismo, ya no es mi amiga.


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